Tradicionalmente, en astrología las cuadraturas son consideradas conflictivas y se refieren a dos o más aspectos de nuestra naturaleza (simbolizados por los planetas) que no logran entenderse entre sí.
En realidad, a las cuadraturas las tenemos que considerar como los escultores de nuestra individualidad. Los planetas que la componen forman ángulos de 45º entre sí. Ellos representan energías que no se sienten muy cómodas una con la otra – salvo cuando se encuentren en signos de elementos compatibles.
Cuando los planetas se encuentran al comienzo o al final de un signo, pueden formar cuadraturas que son menos conflictivas. Por ejemplo, planetas formando cuadraturas entre signos de Agua y Tierra, o signos de Fuego y Aire. En este caso, la fricción entre las dos energías es menos pronunciada y si bien muestran cierta insatisfacción, aún es tolerable.
Cuando las cuadraturas se encuentran entre elementos incompatibles, como en el caso de Fuego y Agua, o Tierra y Aire, los conflictos entre los planetas que la forman son evidentes: una parte de nuestro ser busca algo que está en contradicción con la energía de otro aspecto interno. En la vida cotidiana esto lo vivimos como conflictos que se manifiestan como personas o situaciones simbolizados por los planetas en cuestión. Generalmente nos traen dolor de cabeza, corazones rotos, discusiones, etc. En general las cuadraturas despiertan insatisfacción interna, la sensación de que las cosas no fluyen como esperamos.
Como he dicho más arriba, las cuadraturas en realidad van esculpiendo la naturaleza de nuestro ser. La función de este aspecto astrológico es de profundizar en nuestras necesidades personales hasta lograr una nueva definición (forma) de nuestra composición individual. A este respecto, las cuadraturas son de carácter evolutivo, ya que nos obligan a convertirnos en alquimistas de nuestra propia energía esencial – siempre y cuando nos pongamos a trabajar en ello. Sino, seguiremos viviendo conflictos tanto externos como internos.
Para ver cómo funciona una cuadratura, puedes leer Luna Cuadratura Venus como ejemplo. En todos los casos, las cuadraturas nos ayudan a expandir la conciencia mediante contrastes. Lo que a una parte de nuestro ser le resulta satisfactorio, a otra parte le resulta molesto. El trabajo de autoconocimiento que se requiere en esta situación es de lograr encontrar un punto en común que satisfaga a las dos partes. No se trata de conformarse con algo que no convence por el bien de la «armonía». De hecho, las cuadraturas se encargan de «destrozar» esta dinámica. Se trata de realmente conocer lo que realmente queremos para nosotros mismos y actuar en consecuencia. A medida que lo vamos haciendo, profundizaremos en nuestro auto-conocimiento.
Como he dicho, las cuadraturas son aspectos creativos, nos sacan de la inercia y activan nuestro deseo de cambio. Aunque muchas veces no sea fácil abrirse voluntariamente a las situaciones que nos crean conflictos, una vez que les damos la bienvenida y las vemos como catalizadores de riqueza experiencial, las cuadraturas se transforman en potenciales para la creatividad y la expansión del ser.