Sobre mí

En modo místico:
La astrología llegó a mí como un lenguaje olvidado que mi cuerpo reconocía. A los quince años, mi padre —hombre de silencios elocuentes— me entregó un libro de símbolos. Betty, su pareja entonces, me enseñó a escuchar el murmullo entre los aspectos planetarios. Mi madre, con su fe inquebrantable, sostuvo el espacio para que este camino se revelara. Hoy practico una astrología que desarma las certezas: la carta natal como espejo de lo sagrado, donde Júpiter susurra promesas y Saturno muestra las cicatrices que nos hacen enteros. Escribo para quien busca perderse en el laberinto de su propio mito.

En modo stand-up cósmico:
También escribo para que Aries deje de fingir que lee instrucciones y Capricornio admita que su «plan quinquenal» es puro teatro. Creo en dioses que tropiezan con sus propios tránsitos: Venus olvida dónde puso su valor, Marte pide pizza después de la batalla, y la Luna Nueva siempre llega tarde a su propia cita. Mis descripciones de signos son manuales de auto-sabotaje elegante (ej.: «Sagitario: donde ‘búsqueda de la verdad’ significa discutir con desconocidos en internet a las 3 AM»).

En ambos modos:
Antes fui directora de tecnología en Europa, hasta que la astrología —y mi necesidad de reírme de todo, incluso de Plutón en la casa 12— ganó la partida. Hoy desarrollo Astrología Mística Contemporánea desde Bélgica: dos canales de YouTube, newsletters que alternan poesía con chistes sobre Mercurio retrógrado, y  libros donde lo divino y lo ridículo comparten página. Porque el cosmos es demasiado vasto para tomárselo en serio todo el tiempo.

Además:
Soy vegana. Los animales exigieron este descargo. #VeganismoCósmico