Broken down and hungry for your love
With no way to feed it
Where are you tonight?
Child, you know how much I need it.
Too young to hold on
And too old to just break free and run
Sometimes a man gets carried away,
When he feels like he should be having his fun
Much too blind to see the damage he's done
Sometimes a man must awake to find that, really,
He has no one

Lover you should’ve come over – Grace (1994)

Destrozado y hambriento de tu amor
Sin forma de alimentarlo
Dónde estás esta noche
Hija, sabes cuánto lo necesito.
Demasiado joven para aguantar
Y demasiado viejo para liberarme y correr
A veces un hombre se deja llevar
Cuando siente que debería estar divirtiéndose
Demasiado ciego para ver el daño que ha hecho
A veces un hombre debe despertarse para encontrar que, realmente,
No tiene a nadie

Un grito visceral que atraviesa los infiernos emocionales que solo Escorpio se atreve a enfrentar, y por ello, nos permite conocer el llanto del Fénix, un canto divino, dorado, que nace de la luz que se encuentra en las profundidades de la oscuridad del Alma. Esa es la voz y la música de Jeff Buckley, un nativo de Escorpio.

He decidido hacer este análisis sin utilizar la hora de nacimiento porque en los archivos hay registradas dos distintas. De todas maneras, cuando analizamos una carta natal sin las casas zodiacales, podemos conocer el ser esencial de la persona.

A simple vista, notamos un gran stellium (conjunción de tres o más planetas) formado por Neptuno, Mercurio, Sol y Venus en Escorpio. Este stellium forma ángulos de 60 grados (o sextiles) con la Luna en Acuario y con la conjunción Plutón-Marte-Urano en Virgo. También forma un trígono (ángulo de 120 grados) con la conjunción Saturno-Quirón en Piscis. Además, recibe otro desde Júpiter. Los sextiles y los trígonos describen una relación armónica entre las energías de los planetas que se conectan entre sí. Los únicos aspecto de tensión que vemos en su carta natal son las oposiciones entre Saturno-Quirón en Piscis con Plutón-Marte-Urano en Virgo, y la que se hace entre la Luna en Acuario con Júpiter en Leo. Dentro del interior de Jeff Buckley existía una gran coherencia entre las diferentes partes de su ser, salvo en lo que respecta a su voluntad y a su seguridad emocional.

Los planetas representan partes de nuestra conciencia que buscan expresarse. A simple vista, la carta natal de Jeff Buckley muestra que estas partes están aglomeradas en signos específicos. Nos encontramos con Neptuno (inspiración), Mercurio (mente consciente), Sol (identidad) y Venus (gracia) unidos en Escorpio, el signo de la intensidad emocional, de la transformación catártica. Todo lo que vive Escorpio es una especie de purificación emocional que tiene como fin liberar sus instintos naturales, verlos cara a cara, y así permitir la transformación. En Escorpio podemos diferenciar tres estados de consciencia: el escorpión, intensamente emocional, reactivo, se defiende a través de su aguijón; el águila, activo, intelectual, sabe lo que quiere y va por ello; y el Fénix, el místico, quien ha sido capaz de abrir su corazón y dejar entrar al mundo, después de haberse entregado por completo a la realidad de sus propias limitaciones. Este individuo siente compasión hacia el prójimo porque comprende que es no es diferente a los demás.

En las entrevistas y en la música de Buckley podemos ver a estos tres arquetipos. Jeff estaba conectado con sus instintos animales al mismo tiempo que su mente era capaz de ver poesía en el pesar. No le tenía miedo a la desesperación, sino más bien, la sentía como una fuente de vida. Y eso lo escuchamos con claridad en su música. En ella, Buckley habla de desasosiego, de lo inalcanzable, de lo que tiene que dejar ir. El dolor que transmiten su voz al aullar como un lobo herido describe lo que se siente cuando nos damos cuenta que la unión entre dos almas culmina en el momento en que se separan los cuerpos. Es en ese mismo momento cuando se abre la posibilidad de experimentar un momento místico, ya que… al menos por un instante, podemos llegar a sentir a nuestra propia alma.

“Alegría infinita e inagotable que llega a las lágrimas, descansando en calma, una belleza hirviendo. Si te permites escuchar con todo tu ser, tendrás la sensación pura de volar mientras estás firmemente arraigado al suelo. Tu alma puede volar hacia afuera, atada a tu caja torácica como una cometa brillante en forma de mano abierta. Quédate quieto y escucha la evidencia de tu propia santidad.

Jeff Buckley

Quirón en Piscis, nos habla de un Buckley extremadamente sensible. Esta posición astrológica describe a un individuo que se funde con el Todo y es capaz de dejar sentir a su propio ser. La compasion es natural. Para Buckley, los perros abandonados a su suerte, los huerfanos, la pobreza, en fin… todo aquello que representa la vulnerabilidad de un ser inocente, eran situaciones a las que no podía quedar indiferente. Esta posición crea dificultad en discernir cuáles son nuestras propias emociones y cuáles no, abriendo la puerta a crisis internas que ni siquiera tienen raíz en nosotros mismos. Sin embargo, la oposición desde Virgo de Plutón-Marte-Urano a Chiron, debe haber permitido inconscientemente proteger su receptividad emocional a través de la tensión física.

La sensibilidad hacia lo intangible de Buckley era extrema. Para él, ser sensible significaba «ser tan dolorosamente conscientes de que una pulga que aterriza en un perro es como un boom sónico». Su Luna Negra, también en Piscis, refuerza la posibilidad de que Buckley era permeable a los estados anímicos de otras personas. Esto pudo haber provocado la necesidad de aislarse, de evitar multitudes, o exacerbar el nerviosismo y la presión descrita por la conjunción Plutón-Marte-Urano. Cuando vemos a Jeff Buckley en las pocas entrevistas que ha dado, vemos movimientos rápidos, impacientes y nerviosos, que ejemplifican la energía electrificada de Urano, casi como una fuente de alta tensión. Esta misma energía se conecta con sus planetas en Escorpio, lo que puede indicar que la tensión física que sentía actuaba como combustible para su inspiración. Las guitarras distorsionadas que Buckley utiliza en muchas de sus canciones, describen esta energía en forma literal (como en el caso de Eternal Life).

«Somos espíritus y toda la tensión es que no sabemos que lo somos. Sin embargo, la música puede tocar esto «.

Jeff Buckley

Su eje nodal se encuentra en Escorpio (nodo sur) / Tauro (nodo norte). Escorpio es la lava, el mar subterráneo que cuando sale a la superficie, destruye todo lo que está a su paso y cuando finalmente se enfría, crea espacios que pueden generar nuevas formas de vida. Con el nodo sur en Escorpio, estamos acostumbrados a vivir largas temporadas en estado de devastación. Gracias a ello, hemos desarrollado un entendimiento muy profundo de lo que es la purga emocional… si es que nos la permitimos sentir completamente. Muchas veces, con el nodo en Escorpio, nos quedamos varados en la desesperación, especialmente antes de los primeros 35 años de vida.  Con su nodo norte en Tauro, Buckley vino al mundo para aprender a encauzar su poderoso, etéreo y tumultuoso torrente emocional hacia la simplicidad de la vida en la Tierra. Él vino a descubrir que el cuerpo no es un obstáculo para sentir al alma… sino que el cuerpo es la manifestación de su esencia. Tauro simboliza la materia, tocar, la paciencia, la autoestima, dar valor a sus propios talentos, el mundo de las sensaciones físicas, las artes, y especialmente, la voz.

No sé si Jeff Buckley logró sentir alguna vez la magnitud de su talento. Especialmente porque, a pesar de su genio, la Luna oposición Júpiter describe ciertas dificultades en explotar su potencial debidas a falta de confianza en sí mismo. Lamentablemente se fue de este mundo cuando tenía apenas 30 años. Pero nos dejó un álbum de estudio, Grace, su legado. Luego de su fallecimiento, aparecieron varias recopilaciones y grabaciones en vivo.

Solo queria agregar una curiosidad. El dia en que nació Jeff Buckley, la órbita de la Tierra pasó a través de los fragmentos del cometa Tempel-Tuttle, proporcionando la exhibición más espectacular de meteoros en 133 años.